El hilo dental es un conjunto de finos filamentos de nailon o plástico que se usa para retirar los pequeños trozos de comida y placa que quedan entre los dientes. Es un complemento perfecto del cepillado para conseguir una limpieza exhaustiva de nuestra boca.
Su correcto uso pasa por introducir el hilo cuidadosamente y recorrer el borde de los dientes, en especial la zona cercana a la encía. Aunque no todo el mundo lo suele hacer, utilizar hilo o seda dental después de cepillar los dientes previene infecciones de las encías, halitosis y caries. Es frecuente encontrarlo protegido con una capa de cera y existen varios tipos según el grosor del hilo y que será seleccionado según el espacio entre los dientes del usuario.
Se trata de un invento antiguo, ya que investigadores hallaron restos de hilo en dientes de humanos prehistóricos. Tal y como lo conocemos hoy en día es gracias al dentista de Nueva Orleans, Levi Spear Parmly. Y fue en 1882 cuando se comenzó a fabricar por la compañía Codman & Shurtleft. A partir de la Segunda Guerra Mundial se expande la utilización del hilo dental con el desarrollo del de nailon que es más resistente y elástico.
El enjuague bucal y el hilo dental son actividades secundarias que no están tan extendidas como el cepillado en nuestra sociedad. ¿Tú lo utilizas? Si lo haces por lo menos una vez al día tendrás una mayor limpieza de tus dientes.
El cepillo, ¿manual o eléctrico?
10 consejos para evitar la caries
Lo que quizás no sabes de tu cepillo de dientes
