La limpieza dental o bucal es un procedimiento clave para prevenir problemas en la boca o posibles enfermedades. Es lo que se conoce en odontología como profilaxis oral y  a lo que muchos profesionales también llaman raspado o pulido dental. Un tratamiento que se realiza para eliminar ciertas manchas, el sarro y la placa bacteriana. Así, nuestra boca estará más sana y cuidada.

Es importante la limpieza profesional por medio de un odontólogo o higienista porque gracias a diferentes herramientas accederán a las zonas más difíciles que uno mismo no puede limpiar. Una higiene que ahonda tanto en la superficie de los dientes, entre éstos como en las encías.  Anteriormente se utilizaban instrumentos manuales de acero inoxidable, pero la tendencia actual está en un sistema moderno de ultrasonidos.

¿Duele o no duele?

Una limpieza dental no tiene que ser algo doloroso, pero bien es cierto que muchos pacientes afirman que es molesta. Percibir más o menos dolor dependerá de la sensibilidad que tienen nuestros dientes. La habilidad y experiencia del odontólogo para manejar los instrumentos hará que no existan casi molestias.

¿Cada cuánto se recomienda hacer una limpieza bucal?

Por lo menos una vez año, aunque depende de cada caso y según el estado de la dentadura de la persona. Además, influyen los hábitos de higiene, la alimentación, el tipo de saliva o el tabaco. Si visitas regularmente a tu dentista ya te informará cuando es necesaria.

Por último, conviene señalar que no es lo mismo un blanqueamiento que una limpieza, ya que el primero se trata de un procedimiento estético y el segundo preventivo. Aunque después de una sesión que normalmente dura media hora el aspecto de tus dientes mejora gracias a la fase de pulido.