Hoy en día existen muchos aparatos para facilitar la higiene oral y mantener nuestra boca sana. Uno de ellos es el irrigador bucal que sirve para aplicar un chorro de agua a presión sobre los dientes y las encías para conseguir una mayor limpieza. Es importante recalcar que la irrigación no sustituye el cepillado pero es una técnica complementaria que ayuda a limpiar los lugares de difícil acceso de la cavidad bucal.
Estudios han comprobado que resulta muy eficaz el uso de irrigadores. Los siete principales motivos que te pueden animar a utilizar este instrumento son los siguientes:
- Muy fácil de usar. No se trata de un mecanismo solo para profesionales sino que sus instrucciones son claras y precisas para poder manejarlo tu mismo en casa.
- Previene las inflamaciones. Con un irrigador se eliminan bacterias de dientes, encías, lengua y toda la boca. Así evitaremos problemas como la gingivitis.
- Recude la placa bacteriana. Con la consecuente eliminación de sarro, caries y otras dolencias.
- Aliento más fresco. Gracias a la irrigación limpiamos las zonas más profundas donde el cepillo no llega. Este producto neutraliza el problema del mal aliento ya que la boca estará más fresca más horas.
- Dentadura más blanca. Se pueden eliminar ciertas manchas de la superficie de los dientes luciendo una sonrisa más bonita.
- Cuidado integral. Una manera más eficaz de limpiar también los aparatos de ortodoncia, las coronas, puentes o implantes.
- Apto para todo el mundo. Se aconseja el uso diario del irrigador bucal tanto para personas con problemas de encías, personas con brackets o con implantes.
Fuente información: http://www.irrigadordental.org/
Fuente imagen: http://higiene.dental/
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