Cepillarse los dientes tres veces al día o tras cada comida es imprescindible para llevar a cabo una adecuada higiene bucal. El hábito es lo primero pero hay que prestar mucha atención a la herramienta, es decir, al cepillo de dientes. Se debe cuidar y tratar correctamente para que nos ayude a tener una boca sana.
El cepillo de dientes puede ser un núcleo de gérmenes o bacterias por lo que debemos saber cómo se guarda y cuándo cambiarlo. Algunos de los aspectos a tener en cuenta sobre este instrumento de limpieza de dientes y boca son los siguientes:
- Los cepillos suelen estar en los baños por lo que están expuestos a muchos microorganismos y bacterias. No te olvides de lavar las manos antes y después de usarlo para evitar posibles contaminaciones.
- Aunque resulte obvio, no hay que compartir el cepillo ya que aumenta el riesgo de infecciones.
- Después del cepillado se debe limpiar debajo del chorro de agua para quitar los restos de comida y pasta de dientes. Tras sacudirlo lo colocaremos en posición vertical para que escurra y las cerdas se ventilen
- ¿Cubrirlo o no con un capuchón? Los expertos afirman que no se debe cubrir o guardar en envases cerrados ya que el ambiente húmedo es más propicio para la proliferación de bacterias.
- Mantener distancia entre los cepillos para que no estén en contacto unos con otros. El cepillero con orificios es la opción para alejarlos.
- Lo ideal es que las cerdas estén secas entre un uso y otro.
- Reemplazar el cepillo cada 3 o 4 meses o si las cerdas están muy deterioradas y pierden efectividad. Y no te olvides tampoco te cambiarlo después de un resfriado, gripe o alguna infección bucal o de garganta.
Poniendo en práctica todos los cuidados anteriores solo te queda dedicar al menos 2 minutos de tu día a cada cepillado y acudir regularmente a tus visitas con el dentista. ¡Tu boca te lo agradecerá!
Fuente información: http://www.buccasana.es/los-10-cuidados-que-nuestro-cepillo-de-dientes-necesita/
El cepillo, ¿manual o eléctrico?